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Los filtros paso alto, una gran herramienta para definir nuestra mezcla

Posiblemente, uno de los problemas principales en las sonorizaciones en directo sea la captación de sonidos no deseados a través de los micrófonos que tenemos en el escenario. Y dentro de estos sonidos no deseados, los más problemáticos son los que corresponden a frecuencias graves, principalmente por su propagación omnidireccional.

Si tenemos un sistema de P.A. compuesto por gran cantidad de subgraves, es probable que mucha de la energía producida en baja frecuencia llegue al escenario, a menos que hagamos algún tipo de arreglo para limpiar la zona del escenario.



Para que nos hagamos una idea, os dejo un par de imágenes capturadas de MAPP XT.

En la primera, podemos ver una fila de subgraves delante de un escenario:

subgraves1

En la segunda imagen, vamos a ver cómo estos subgraves distribuyen la energía sonora en la frecuencia de 80Hz:

subgraves2

Fijaros la cantidad de energía sonora en 80Hz que está llegando al escenario. Evidentemente, esto se puede corregir aplicando distintos arreglos de subgraves, pero no es el tema de hoy.

Más bien vamos a pensar que no podemos aplicar ningún arreglo para limpiar el escenario de bajas frecuencias, o que estamos en el típico recinto de acústica terrible en el que las bajas frecuencias son prácticamente incontrolables. Aquí entra a jugar nuestro amigo, el filtro paso alto.

 

Filtros paso alto.

El filtro paso alto para mi es una herramienta fundamental en cualquier sonorización en directo. Y desde luego, estoy hablando de filtros paso alto en los que podamos ajustar la frecuencia de corte. No quiero trabajar con el típico High Pass Filter a 80Hz, ya que necesito tener un control mucho más preciso y amplio. Un filtro que esté ajustado en una frecuencia fija no es algo que me pueda servir en todas las ocasiones, y quiero poder ajustarlo de manera diferente en cada canal según mis necesidades.

Tradicionalmente, el uso más frecuente de los filtros paso alto ha sido combatir el efecto de proximidad no deseado, que es la tendencia de los micrófonos direccionales para enfatizar las frecuencias bajas cuando la fuente de sonido está muy cerca del micrófono.

Recuerda que el efecto de proximidad puede llegar hasta los 500Hz, dependiendo del modelo de micrófono que estemos utilizando. Lo más habitual es que se manifieste especialmente entre los 200 y los 300Hz, con unas ganancias que pueden llegar hasta +16dB.

Efecto de proximidad en un micrófono Shure Beta 57A

Efecto de proximidad en un micrófono Shure Beta 57A

También tenemos que tener en cuenta la pendiente de nuestro filtro. Aplicar un filtro paso alto en 85Hz no significa que de 85Hz para abajo no capturemos nada. Normalmente, la frecuencia del filtro nos indica el punto donde el filtro atenúa 3dB o 6dB (dependiento del tipo de filtro) y según la pendiente del filtro atenuará más o menos dB’s por octava.

Olvídate del mito «pongo un filtro paso alto en 80Hz y así ya no recojo nada por debajo de esa frecuencia». Eso no es así.

Veamos por ejemplo un filtro HPF Butterworth de 2º orden en 125Hz:

Filtro Butterworth de 2º orden en 125Hz

Filtro Butterworth de 2º orden en 125Hz

Aunque hayamos aplicado un filtro HPF en 125Hz, vemos que seguiremos recibiendo señal por debajo de esa frecuencia. Por ejmplo, los 90Hz llegarán con una atenuación de 6dB, 62,5 con -12dB, 31Hz con -24dB…

No estamos eliminando todo por debajo de la frecuencia de corte, simplemente lo atenuamos en función de la pendiente del filtro que tengamos en nuestra mesa de mezclas.

Limpiando nuestra captación.

Los filtros paso alto con frecuencia de corte seleccionable nos van a ayudar a limpiar de forma considerable nuestra mezcla en directo.

Ya hemos visto la cantidad de frecuencias graves que pueden llegar al escenario si tenemos subgraves delante. Además, entrará en juego también el espacio en el que nos encontremos: quien más quien menos recuerda algún pabellón o sala con un sonido nefasto. Todos esos rebotes de la sala o rebufos del sistema de P.A. acaban llegando a nuestros micrófonos, y lo único que consiguen es emborronar nuestra mezcla.

Podríamos pensar en utilizar micrófonos muy directivos y situarlos estratégicamente para reducir esa captura de sonido no deseado, pero tengo malas noticias: el patrón cardioide de los micrófonos se vuelve casi omnidireccional en bajas frecuencias.

Diagrama polar de Shure SM58

Diagrama polar de Shure SM58

Fijaros en el diagrama polar de este micrófono Shure Sm58. A 125Hz ya no podemos hablar de un micrófono cardioide, si no que en ese caso es prácticamente un micrófono subcardioide, bastante más cerca del micrófono omnidireccional.

Entonces, ¿qué podemos hacer? La respuesta es evidente: Aplicar filtros pasa alto. Si podemos aplicar arreglos de subgraves para limpiar el escenario lo haremos, si podemos reducir ruido del escenario (por ejemplo, utilizando in-ears en lugar de monitores tipo cuña) también lo haremos, pero aún así, una gran opción es utilizar nuestros queridos HPF.

¿Y cómo lo ajustamos? Pues evidentemente escuchando los efectos del filtro, y no preocupándonos en lo que marca la pantalla de nuestra mesa.

Para muchos canales en los que los graves no son fundamentales, seguramente podamos empezar la prueba de sonido con un HPF ya fijado en, por ejemplo, 90Hz.

Una vez en la prueba de sonido, con todos lo micrófonos en marcha y con el sonido saliendo por el sistema de P.A. ya vamos a ver hasta donde podemos filtrar sin afectar a nuestra captación.

Insisto en que no os fijéis demasiado en lo que marca la pantalla. En algunos lugares y con algunas mesas he llegado a aplicar filtros que a priori podían parecer descabellados, pero si sónicamente funciona, ¿por qué no vamos a hacerlo? ¿porque la gráfica de la pantalla no queda como me gustaría?

Utilizados con sentido, los filtros paso alto nos permitirán conseguir una mayor claridad global en nuestra mezcla, y ganaremos algo de headroom, pues ya no estamos consumiendo energía en reproducir frecuencias graves que no nos aportan nada.