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Tengamos el nivel de SPL bajo control

En 2017 tuve dos malas experiencias asistiendo como espectador a un concierto en directo. La primera de ellas fue en un concierto de El Corazón del Sapo. No recuerdo un concierto a semejante nivel de SPL y con una distorsión armónica tan grande (os aseguro que se escuchaba perfectamente la distorsión).

El grupo telonero, Camille, sonorizado por un técnico distinto sonó a un volumen muy adecuado. Sin embargo, el técnico de los Sapos debió de pensar que el éxito o el fracaso de su sonorización dependía exclusivamente de la cantidad de nivel de SPL que podía generar. Y fue a por todas, hasta el punto de poder provocar daños en la audición de cientos de personas que abarrotaban la sala. Algo muy desagradable.

El Corazón del Sapo el 13 de mayo de 2017 en el Centro Cívico Delicias de Zaragoza.

El Corazón del Sapo el 13 de mayo de 2017 en el Centro Cívico Delicias de Zaragoza.

La segunda experiencia no satisfactoria fue unos mesas después en un concierto de Asian Dub Foundation. Había poco equipo para cubrir el espacio del concierto, y supongo que al técnico de los ADF no le quedaba otra que intentar exprimir hasta el último watio para conseguir cubrir un poco el lugar. El array no estaba volado demasiado alto y además el control de sonido estaba detrás de todo el público, a 35 metros del escenario. Esto generó un problema colateral: el público que estaba a menos de 10 metros del escenario, entre el que me encontraba, acabó recibiendo unos niveles de SPL muy exagerados (desconozco si se habían hecho varios tiros en el array, pero de cualquier forma eso era insufrible).

En mi caso, al escuchar semejante volumen acabé en primera fila, buscando estar fuera de cobertura del sistema principal y cubierto por un frontfill pequeño que era mucho más soportable.  Finalmente me marché antes de que el concierto acabase para proteger mis oídos.

Casualmente, ambos conciertos se celebraron en una ciudad en la que la ordenanza municipal establece que en los conciertos no se podrá superar en ningún caso los 90dB(A), medidos a una distancia de cinco metros del foco sonoro.

Dejando aparte la polémica de si 90dB(A) en esas condiciones es suficiente o no (para mí no lo es), es evidente que en estos casos nadie controló eso ni nadie se preocupó por la salud auditiva del público. Si alguien hubiese hecho una medición en ambos casos apostaría a que estaba tranquilamente por encima de 115dB(A).

Sonar más fuerte no es sonar mejor

Soy un firme defensor de esta frase, porque la considero absolutamente cierta. Es cierto que la psicoacústica puede sugestionarnos en cierta manera a la hora de comparar dos sonido con diferente nivel (el sonido más fuerte nos parecerá que suena mejor), pero eso no debería ser algo que nos condicione a la hora de elegir el nivel de SPL en directo.

También es cierto que cada espectáculo necesita un nivel de SPL distinto (no es el mismo SPL el que utilizaremos en un concierto de jazz que en un festival techno), y una de las premisas que todo técnico de sonido debería buscar es conseguir un nivel confortable para el público.

Mis objetivos a la hora de sonorizar un evento en directo

Mis objetivos a la hora de sonorizar cualquier evento en directo (que, evidentemente, pueden ser discutibles) y dejando aparte cuestiones subjetivas de mezcla, suelen ser los siguientes:

1. Proporcionar una reproducción lo más fiel posible de respuesta en frecuencia y cobertura de cualquier señal de audio para el público. 

Si no es posible asegurar una cobertura homogénea para todo el público, al menos debemos de ser conscientes de qué está sucediendo en el espacio que estamos sonorizando, y no debemos limitarnos a escuchar únicamente desde el control de sonido.

Esto está directamente relacionado con el ejemplo anterior. Si el control está situado al fondo del espacio del público, debemos ser conscientes de cómo está ajustado el equipo y qué va a suceder en las primeras filas cuando consigo niveles de SPL adecuados en el control.

2. Maximizar la inteligibilidad del sistema.

Es fundamental asegurar la inteligibilidad en cualquier sonorización en directo. Si la gente va a escuchar a su cantante favorito, y no se entiende la voz, nuestro trabajo será cuestionado.

La inteligibilidad va a depender, fundamentalmente, de dos factores:

-Relación campo directo-reverberante: A mayor cantidad de señal directa de la fuente y menor campo reverberante, mayor inteligibilidad.
-Ruido de fondo: Cuanto mayor sea el ruido de fondo, mayor tendrá que ser la señal directa, con al menos 10dB más sobre el ruido de fondo.

3. Proporcionar niveles sonoros adecuados en el área a sonorizar.

No me cansaré de repetirlo: No porque suene muy fuerte va a sonar mejor. Nuestra misión debería ser garantizar a la audiencia un confort acústico adecuado a cada tipo de evento (evidentemente los niveles sonoros no serán los mismos en un concierto de jazz que en un festival de rock).

En Europa se están tomando muy en serio la normativa acústica en espectáculos en directo y en casi todos los eventos se imponen límites de presión sonora que deberemos cumplir. No es nada raro encontrarse con medidores de SPL y que cuando llegas al control te avisan del límite de presión sonora que puedes generar. Ese aviso suele ir acompañado de una advertencia: si lo superas, te cortan el audio.

España como siempre es un caso aparte, y son pocos lugares los que cuentan con restricciones reales (algunas comunidades autónomas están más avanzadas que otras en este aspecto).

La única restricción sonora que tuve en 2017 fue una vez que la guardia civil se personó en el control y me dijo que no podía pasar de 90dB medidos en el control. Cuando les pregunté con qué ponderación iban a medir (para utilizar la misma en mi medidor) me dijeron, textualmente, «eso da igual, con lo que me salga a mi en el aparato». Definitivamente, Spain is different.

4. Minimizar interferencias destructivas entre subsistemas de cajas acústicas.

Aunque esto debería ser misión del técnico de sistemas, conviene chequearlo siempre antes de los eventos y comprobar que no hay cancelaciones entre los diferentes subsistemas de sonido, ni polaridades invertidas, etc.

Más de una vez he encontrado sorpresas en lugares donde en teoría estaba todo chequeado.

5. Operar todo el equipo de forma segura.

El manejo y cuidado de los equipos es fundamental en nuestro trabajo. Trabajar con unos niveles óptimos y una buena estructura de ganancia nos asegurará un funcionamiento óptimo.

Debemos de cuidar adecuadamente nuestros equipos, protegerlos de caídas, líquidos, etc. Nada de colocar ninguna bebida cerca de los equipos.

6. Reducir al máximo pérdidas de tiempo, solucionando los problemas de forma eficiente.

Llevar al día el mantenimiento del equipo, y chequear todo el sistema con tiempo suficiente nos puede ahorrar muchos problemas.
Tener el escenario con el cableado bien organizado nos ahorrará mucho tiempo en caso de imprevistos. La rapidez y la serenidad son fundamentales para solucionar problemas en directo.

Midiendo el nivel de SPL en directo

A la hora de medir el nivel de SPL en directo existen múltiples herramientas. En mi caso utilizo Smaart v8 junto con un micrófono de medición. Para poder saber el nivel de SPL que se genera es necesario contar con un calibrador acústico.

En mi caso utilizo uno muy parecido a este, de clase II, capaz de generar 94 y 114 dB con una desviación máxima de 0,3dB. No es lo más preciso, pero es de lo más económico para tratarse de un calibrador.

calibrador acústico

Este aparato lo único que sabe hacer es generar un tono puro de 1kHz a un nivel de presión sonora conocido. Por tanto, cuando lo ponemos a 94dB SPL y lo situamos en nuestro micrófono de medición, nuestro medidor de SPL debería de marcar 94dB(z), es decir, 94 dB sin ponderación.

Evidentemente, no es necesario utilizarlo siempre. Yo tengo calibrados todos mis micrófonos con todas mis interfaces (con la ganancia de la interfaz al nivel mínimo) y tengo anotado los valores que tengo que insertar en la calibración de Smaart para que la medición de mi micrófono sea fiable. En principio ese valor ya no tendré que cambiarlo más, aunque suelo hacer una revisión anual a toda mi microfonía.

Duet y Smaart

Duet permite utilizar el iPad como una extensión de pantalla del ordenador principal.

A la hora de visualizar los datos de medición utilizo Smaart en mi Macbook Air, el cual está conectado a un iPad Air 2 con la app Duet.

Esta aplicación me permite tener en la pantalla del Macbook el análisis de espectro en Smaart (o la función de transferencia) y en el iPad toda la información relativa a niveles sonoros.

Funciona como una extensión de pantalla táctil del ordenador principal. Hay que conectarla mediante el cable del iPad, pero funciona de forma muy fluida (mucho mejor que alternativas inalámbricas, que tienen bastante latencia).

La verdad es que estoy muy contento con esta aplicación, y con Smaart 8 se integra sin ningún problema (especialmente con la barra de comandos, esos botones grandes configurables están pensados precisamente para pantalla táctiles).

Por otro lado, con la última actualización de Smaart v.8.2 las posibilidades de medición de SPL se han mejorado muchísimo, y me encanta poder visualizar diferentes datos de forma simultánea.

Normalmente utilizo LAeq 10 en la ventana de medición de SPL, y en el histórico puedo visualizar otros datos, como por ejemplo el SPL A Slow, tal y como podéis ver en esta imagen.

Mediciones de nivel de SPL en Smaart

Mediciones de nivel de SPL en Smaart

En la imagen de arriba la línea naranja representa el nivel de SPL LAeq10 y la línea azul el SPL A Slow. De esta forma tengo siempre bajo control el nivel de SPL al que estoy trabajando en el control, e incluso podemos configurar en Smaart diferentes alarmas, de tal forma que nos avise cuando sobrepasemos ciertos niveles que prefijemos nosotros mismos.

Desde luego, existen herramientas más potentes para controlar los niveles de presión sonora, como por ejemplo 10Eazy, pero también son mucho más caras.