Decía Niels Borh: «Un experto es una persona que ha cometido todos los errores que se pueden cometer en un determinado campo». Y me parece absolutamente cierto, ya que los errores son tremendamente didácticos si los analizamos para encontrar las causas, e intentar no volverlos a cometer.
Hace unos meses participé en un evento que no resultó todo lo satisfactorio que me hubiese gustado. Tuve que ir a trabajar como freelance para una empresa de sonido profesional y tuvimos algunos problemas de radiofrecuencia, así que voy a contaros lo que aprendí y lo que no volvería a hacer.
Los hechos.
El evento contaba con 27 sistemas inalámbricos en 3 espacios de una ciudad, con una afluencia de público grande. De esos 27 sistemas, 5 eran comunes a los 3 espacios. Es decir, había un transmisor común y 3 receptores sintonizados en la misma frecuencia en cada lugar.
En mi espacio contaba con 15 sistemas y la coordinación de frecuencias me vino ya dada: Al llegar al lugar por la mañana me pasaron un listado de las frecuencias que tendría que utilizar.
Los sistemas a utilizar eran Shure SLX y Sennheiser ew500 G2, ambos con antenas omnidireccionales.
Por la mañana, mis pruebas fueron satisfactorias. Todos los sistemas funcionaban a la vez de forma correcta, aunque no se probaron desde el escenario, porque físicamente no fue posible y hubo que probarlos bastante cerca de las antenas y receptores.
Por la tarde, durante los eventos, hubo más intermodulaciones y pérdidas de señal de lo que nos hubiese gustado.
Aspectos mejorables y soluciones para el futuro
Haciendo un análisis a posteriori, creo que ciertos aspectos se podrían mejorar para obtener mejores resultados en futuros eventos. Estas son mis conclusiones:
1.Coordinación de sistemas inalámbricos mejorable.
Entre las 27 frecuencias de los sistemas, había 6 intermodulaciones.
Es cierto que no todos los sistemas funcionaban en todos los espacios. Pero todos los espacios estaban muy cerca, todos los actores llevaban los micros encendidos al mismo tiempo y se desplazaban por los diferentes espacios sin control. Así que inevitablemente se producían intermodulaciones.
Variando algunas frecuencias, eso se habría evitado.
Además, no se tuvo en cuenta los canales de televisión TDT que emitían en esa localidad. Posteriormente, al revisar la lista de frecuencias y comprobar los canales que emitían, pude verificar que los canales 26 y 42 (frecuencias 510-518Mhz y 638-646Mhz) coincidían con emisiones de TV y micrófonos ubicados en esas frecuencias (sistemas 1, 2, 6, 7, 10, 11).
De cualquier forma, desconozco los criterios mediante los que se hizo la coordinación de sistemas inalámbricos y es posible que hubiese otros condicionantes que yo no conozco. Pero uno de los problemas a la hora de seleccionar frecuencias puede darse si se realizan escaneos con los receptores y estos tienen un squelch medio o alto. Esto lo aprendí de mi buen amigo sonidista Manuel Laguna y es algo a tener muy en cuenta.
La cuestión es la siguiente: El squelch es una puerta de ruido de RF. Tiene un umbral que normalmente podemos configurar mediante el cual conseguimos que si el nivel de RF no llega a un mínimo, el receptor no envía señal de audio a la salida ya que considera que es ruido. Pero a la hora de hacer un escaner de frecuencias también tiene su importancia. Si situamos el squelch alto, el receptor, a la hora de buscar frecuencias libres, busca por encima de ese umbral. Como, en cierta manera, «no ve» lo que hay por debajo, seleccionará las frecuencias que estén libres por encima de ese umbral.
Squelch configurado muy alto. A la hora de hacer el escaner para buscar frecuencias libres, el receptor entenderá que todo el espectro está disponible, ya que las señales y el ruido de fondo está por debajo del Squelch.
Si en cambio vamos bajando el squelch, el receptor cada vez podrá ver más señales perturbadoras y encontrará menos huecos libres para posicionar nuestras frecuencias. Es verdad que al hacer el escáner con el squelch muy bajo nos aparecerán muchas menos frecuencias disponibles, pero también es verdad que esas frecuencias estarán bastante más libres de ruidos u otros problemas.
En este caso el Squelch está mucho más bajo, y el receptor va a tener en cuenta todas las señales que están por encima a la hora de hacer un escáner. Evidentemente, nos saldrán menos frecuencias disponibles, pero estas frecuencias serán de mucha mejor relación señal/ruido.
Si hacemos el proceso contrario, es decir, hacer un escaner con el squelch del receptor muy alto, nos aparecerán muchas más frecuencias disponibles. Pero es posible que en el caso de pérdidas de señal o intermodulaciones los problemas se presenten mucho más rápido.
Conclusión: Intentaré, en el caso de que se me vuelva a dar un evento similar, participar en la coordinación de sistemas inalámbricos, para seleccionar las mejores frecuencias posibles e incluso generar una lista de frecuencias de «backup» por si en algún momento hay que cambiar alguna frecuencia por cualquier motivo. Previamente habría que realizar un escaner de RF en los espacios para detectar zonas problemáticas.
2. Cableado de antenas no adecuado.
Sospecho también que el cableado de antena utilizado ese día no era el adecuado. El cable que se utilizó en los sistemas más problemáticos era un cable muy largo de marca e impedancia desconocida.
El cable tiene una importancia crítica a la hora de trabajar con antenas, y puede generar pérdidas significativas de la señal de RF. En el caso de tener pérdidas importantes, deberíamos utilizar boosters para compensar esas pérdidas.
Es importante conocer el tipo de cable, y sólo compensar las pérdidas. Con esto quiero decir que si perdemos señal de RF podemos tener problemas, pero el exceso de señal también puede causarnos inconvenientes (no debemos utilizar los boosters si no tenemos pérdidas). El cableado RG213 es mi principal elección.
En esta imagen podemos ver las diferentes pérdidas de dos cables de antena (RG58 vs RG213). El RG58 presenta pérdidas mucho más grandes.
Conclusión: Es fundamental saber qué tipo de cable estamos utilizando y cuánta pérdida generan en función de la longitud del cable y la frecuencia utilizada. Es la única manera de poder ajustar correctamente los boosters para compensar las pérdidas de señal. El problema es que muchas veces ni siquiera la empresa que ha comprado el cable te puede facilitar esa información. Para otra ocasión procuraré averiguar antes el tipo de cable a utilizar.
3. Antenas no adecuadas.
En espacios cerrados, mi principal opción para inalámbricos es utilizar antenas omnidireccionales.
Por un lado, la estructura del edificio nos genera un gran aislamiento de señales de RF del exterior. Por otro, la gran cantidad de reflexiones que se generan debido a todas las superficies (paredes, techo…) ocasiona que nos pueda llegar señal de RF adecuada dentro del espacio de cualquier dirección.
Sin embargo, en exteriores estas condiciones cambian (mucha más contaminación RF, menos reflexiones de nuestras señales…) y prefiero sin duda las antenas direccionales, para poder orientarlas en la dirección en la que vamos a tener los emisores. De esta forma recibiremos mucha menos señal de otras radiofrecuencias que puedan llegar ajenas a nuestro sistema.
Antena helicoidal HA-8089 de Shure, mucho más directiva (+14dBi)
Conclusión: Muchas veces no se presta la debida atención a las antenas de los inalámbricos, que, sin embargo, son las «orejas» de los receptores. Si no reciben la señal de forma adecuada, tendremos muchos problemas. En este caso, seguramente unas antenas helicoidales o incluso la antena
Diversity Finn de RF Venue que combina una LPDA y un dipolo con polaridad cruzada entre sí hubiesen dado mucho mejor resultado.